viernes, 27 de diciembre de 2013

'Evangelion: 3.33: You can (not) redo', evangelio apócrifo


Dirección: Hideaki Anno,
Guión: Hideaki Anno
Música: Shiro Sagisu
Duración: 96 min
Año: 2012
Productora: Studio Khara
Nacionalidad: Japón
Evangelion (la serie, no las películas) fue un fenómeno cultural y una obra de referencia para todos los que crecimos en los 90. Pertenece al selecto club de animes que contribuyeron al boom del género en España, y lo hizo además con una personalidad única entre la competencia. Donde Dragon Ball aportaba historias épicas y combates lo suficientemente largos para pasar de curso entre el principio y el final, Evangelion contaba con una colección de referencias bíblicas y argumentos filosóficos que podían volarte la cabeza si no ibas preparado. Especialmente si tenías 15 años.
Sin embargo, Evangelion (ahora sí, las películas), llegó en un momento muy distinto. El anime es algo consolidado, y la serie original, una obra muy consolidada con el paso del tiempo. Este Rebuild proponía una reinterpretación de lo que ya habíamos visto, añadiendo además los avances en animación digital que se venían imponiendo en el sector. Los puristas (ay, los puristas) se echaron las manos a la cabeza, como siempre. Que qué necesidad había, que sólo quereis sacar más dinero. Probablemente sea así, pero el caso es que los creadores salieron del paso bastante bien en las dos primeras entregas. Si, es cierto que perdía parte del tono pausado, casi contemplativo, de la serie original, y lo sustituía por una dosis mayor de acción; además de que tendía a ser más explicativa, dejando menos cosas a la libre interpretación del espectador. Era Evangelion según Nolan, por así decirlo. Pero entonces... llegó la tercera parte.

A partir de aquí, recomendamos mantener los brazos dentro del vehículo, para evitar los SPOILERS.

El hecho de que haya sido en Evangelion: 3.33 donde los creadores se hayan pegado, para mí, el primer tortazo serio, tiene que ver bastante con el hecho de que sea aquí donde se trata la mayor parte del material sensible. Me refiero al Plan de Complementación Humana, a origen de Ayanami, la verdadera naturaleza de los ángeles, los Impactos y demás. Es aquí, además, donde se deciden a dar un verdadero giro respecto a la serie, introduciendo varias modificaciones en elementos clave de la trama que estoy seguro que habrán hecho a los puristas arrancarse los párpados con tenazas (ay, los puristas). Este es el caso del ángel/niño elegido Kaworu, que si bien anteriormente lo veíamos deambulando por la superficie lunar, ahora se dedica a tocar el piano y ayudar a Shinji en todo lo que pueda, hasta en conseguir que le maten. El cómo ha llegado hasta ahí es un completo misterio, por lo que supondremos que lo hizo un mago.

Tampoco le hace ningún favor a la comprensión de la trama (y a la película en general) la decisión de meter una elipsis de catorce años. El mundo está hecho mierda, sí, pero nos dejan claro que lleva un rato así. Los personajes, salvo uno, no han envejecido: como mucho se han cortado el pelo y se han puesto un atuendo que, entendemos, debe ser de una tier más alta, por aquello de llevar más complementos. La única función de este salto temporal que se me viene a la cabeza justificar que Misato haya tenido tiempo de montar su helitransportenave, y aun así, sólo consigue contribuir al clima de confusión que siente el espectador, y que el propio Shinji sufre en carnes propias.

Otro cambio que salta a la vista respecto a las dos entregas anteriores es la ausencia de momentos de humor, cosa lógica teniendo en cuenta el ambiente de terror casi onírico que impregna toda la película. Tampoco hay pajillerismofan service, por esa misma razón. Si que hay, como era de esperar, armas de gran tamaño, explosiones de sangre con forma de crucifijo de tamaño colosal, y escenas de Shinji acojonado.

Los eventos van sucediéndose, y cada uno añade una pregunta más: "¿Por qué hay un EVA-13? ¿Qué hace Lilith ahí? ¿Por qué Gendo es un hijo de puta redomado? Espera, ¿un Cuarto Impacto? ¿Dónde están el resto de EVAs? ¿No van a salir tetas en esta? ¿Quién es Mari?". Todo ello acaba dando lugar a un enorme desbarajuste que tú, como espectador, esperas y deseas que se resuelva en algún momento. Pero eso nunca ocurre.

Para que no sea todo malo, es de recibo decir que el apartado visual de Evangelion: 3.33 se mantiene al mismo nivel que en sus predecesoras. Cuesta encontrarle pegas a la narración en ese aspecto, lo que hace que sea una pena todavía mayor que lo que quiere contar tenga tan poco sentido. Es algo así como poner a Constantino Romero a leer en voz alta la biografía de Belén Esteban. Un desperdicio.


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